Mi corazón es de Cristo

 Mi corazón es de Cristo:



Mi testimonio. Cuando encuentras su amor y su perdón te cambia la vida. Mi historia comenzó a los 18 años, siendo una joven universitaria, con amigos rebeldes y dados al licor y a las fiestas. 

Pero antes de tener la mayoría de edad, ya tomaba licor, mi padre era dado al licor, y estaba rodeada con gente que estaba sumergida en los vicios. Siendo una adolescente, el enemigo tenía un plan malvado para mi vida, ya estaba siendo sumergida en el alcohol. El enemigo quería tenerme atada en su reino (el reino de las tinieblas), a través del alcohol, de la mentira. Mi vida estaba completamente vacía, viviendo sin esperanzas, veía la vida sin sentido; Pasé parte de mi niñez en un hogar donde reinaba la violencia y el alcohol. Mi padre golpeaba a mi madre, y todo eso lo vimos mis hermanos y yo, sin poder hacer nada por nuestra madre, porque éramos tan solo unos niños. 

A la edad de 8 años, vino la ruptura de nuestra familia, nos toco  a mi hermana menor y a mi irnos a parte con nuestra madre,  mientras que mi hermano mayor se quedó a vivir con nuestro Padre. 

Otro hogar disfuncional  empezaba a surgir. Sin una figura paterna en el hogar, a nuestra madre le toco salir a trabajar para traer el pan a la casa. 
No fue nada fácil para nuestra madre salir a trabajar en una empresa por turnos y dejar a sus hijas en casa solas. Durante todo ese tiempo laboral mi hermana y yo pasamos tantos momentos hermosos, jugando, riendo, viendo televisión, pero también vivimos momentos malos. 

Una noche mientras nuestra madre laboraba en turno nocturno, escuché voces en la casa (que para ese entonces era un lugar con paredes de tablas o mejor dicho retazo de madera y techo de láminas de zin) esas voces eran voces masculinas,  yo quería ir al baño pero tenía mucho miedo, le dije a mi hermana que no hablara ni hiciera ningún movimiento. 

Siendo aun oscuro porque era de madrugada, estimo que para ese entonces eran como las 5am, nos dimos cuenta que había un gran hueco en una de las paredes (las paredes eran de madera), eran personas que habían entrado a robar, se llevaron el televisor, y otros enseres de la casa. Con lágrimas en nuestros ojos y temblando de miedo salimos corriendo a llamar a una vecina, la cual nos dijo que nos quedáramos allí en su casa mientras llegaba nuestra madre. 

Ya han pasado más de 30 años de ese acontecimiento y lo recuerdo como si hubiese pasado anoche. Así vivimos mi hermana y yo con nuestra madre, esforzada, trabajadora quien nos sacó adelante con su esfuerzo. No te digo que mi niñez haya sido fácil, porque pasamos mucha necesidad y hambre, pero siempre fuimos unidas en todo momento. 
Yo estaba a cargo de mi hermana menor, como una hija la cuidaba, a veces la corregía fuerte, Pero todo lo que vivimos es parte de nuestra historia y nos ayudaron a crecer y a forjarnos como mujeres de bien. 

Hasta que cumplí 18 años y una tarde, mientras visitaba por primera vez una iglesia cristiana, aquel predicador me presentó el plan de Salvación, donde Jesús lo entregó todo por amor a mí, y  por todos, incluyéndote a ti. Me habló del amor de Dios para mi vida, un plan que es para toda la humanidad entera, San Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Jesús me dijo a través de aquel predicador que quería ser mi amigo, (vaya, que no he encontrado amigo más fiel.) Esa tarde se convirtió en la tarde más hermosa de mi vida, al pasar con lágrimas a aquél Altar de Adoración, le recibí como Señor y Salvador. Literalmente, llegué saltando de alegría a mi casa, jamás había sentido algo igual, verdaderamente inexplicable. Pero allí estaba yo, con ojos llenos de alegría y emoción contándoles a mi madre y a mi hermana, lo maravilloso que sentía mi corazón al aceptar el amor de Jesús, mi salvador.



Desde ese momento, le adoro a través de mi voz, aprendí a tocar un instrumento (piano), y exalto su grandeza; en pocas palabras, Jesús se ha convertido en lo más importante para mí. 

Cuando le cantas o le tocas un instrumento sabes que es para el Rey de Reyes y Señor de Señores, y lo más hermoso es que lo haces con todo el corazón. Te invito a leer amo a Jesús

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